Vivimos tiempos complicados, inciertos y de preocupación. Estamos viviendo una situación extraordinaria, sin precedentes, que sin duda alguna va a tener un impacto en muchos aspectos de nuestra vida y donde el teletrabajo absorberá una parte importante de este impacto.
Actualmente se está hablando mucho de la transformación digital de las compañías, y con el COVID-19 se ha hecho evidente que muchas empresas no están preparadas para afrontarlo. Y es que según el Índice de Economía y Sociedad Digital que publica la Comisión Europea, el 78% de los proyectos de transformación digital fracasan y únicamente el 14% de las Pymes ha creado un plan de digitalización real.
La transformación digital ya no es un plan a largo plazo, sino que es una realidad y una necesidad, ya que el mercado laboral como tal cambiará ante la crisis sanitaria y por ello, las compañías se deben preparar sí o sí, no les queda otra.
A pesar de ello, tenemos que ver la parte positiva de ésta crisis, porque la tiene. Y es que, ésta ha venido a cambiar el mercado laboral a mejor, sí, como lees, para mejor, ha traído consigo el impulso del teletrabajo.
Muchas compañías deben afrontar el teletrabajo y no saben cómo hacerlo. Sin embargo, ahora no hay excusas. Las herramientas existen, y además, en la mayoría de los casos son gratuitas o con un coste mínimo (Microsoft Teams, Skype, Zoom.es, etc.).
El COVID-19 nos obliga a dejar de premiar el presentismo laboral y empezar a tener confianza en los empleados, ofreciéndoles herramientas de comunicación y productividad ágiles para mejora su experiencia diaria y ayudarles a alcanzar su desempeño para el bien de la organización. Debemos construir un propósito y unos objetivos a alcanzar, y a partir de ahí, demos verdadera autonomía a equipos e individuos.
La crisis sanitaria ha provocado un experimento obligatorio de teletrabajo a nivel nacional e internacional. En España, un país caracterizado tradicionalmente por el presentismo laboral, los empleados tenemos la oportunidad de mostrar que trabajar desde casa no es malo; al contrario, que la productividad aumenta al coger el día con más ganas y sin perder tiempo y moral en el transporte público. Además, nuestro compromiso con la compañía aumenta, ya que vemos que nos está dando un beneficio y, lógicamente, queremos devolverlo en forma de trabajo. También que nuestro bienestar va a ir en aumento porque reducimos el tiempo de traslado y podemos trabajar cómodamente desde nuestra habitación o despacho de casa. En definitiva, el teletrabajo es beneficioso.
El COVID-19 nos está retando de muchísimas maneras, vamos a retarle nosotros también demostrándole que sí que estamos preparados para la nueva realidad laboral, el teletrabajo.